"take off" (... emoción, equilibrio y disfrute)





... como realizar la maniobra del ‘take off’

El surf es un deporte que tiene un magnetismo especial. La conexión con la naturaleza es un elemento que dota a esta disciplina de un halo casi místico. Quien más, quien menos, ha fantaseado alguna vez que domaba las olas de una paradisíaca playa sin mayor compañía que la de sí mismo y su tabla.
Hay dos noticias al respecto de esta imagen mental: una buena y otra mala. Primero, la mala. El surf es un deporte en el que iniciarse es tremendamente duro. Aunque uno sea deportista, tiene una altísima exigencia a nivel físico. Los músculos que se ejercitan, prácticamente todos los del cuerpo, no están siempre acostumbrados a este tipo de actividad. Las molestas agujetas están sobradamente aseguradas. Además, la habilidad y el equilibrio tienen un peso fundamental, lo que combinado con todo lo anterior, hace al surf un deporte difícil de aprender.



Ahora, la buena noticia. Desde el primer minuto del primer día, ¡es tan divertido y emocionante como parece! Y puede que haya a quien le cueste más y a quien le cueste menos, pero la sensación de ponerse en pie sobre la tabla por primera vez, aunque sea en una ola de dos palmos de altura, es igual de intensa que la de la playa paradisíaca.






¿Cómo me subo a este chisme?




  • Lo primero que hay que hacer es llevar una postura correcta mientras se está tumbado sobre la tabla. El torso debe estar centrado, de tal forma que la punta de la propia tabla no asome excesivamente sobre la superficie del mar ni quede sumergida. Esta posición equilibrada hay que mantenerla en todo momento cuando el surfista esté remando.



  • ¡Llega la hora de la verdad! Cuando la ola levanta, y uno está en disposición de poder ‘surfearla’, se inicia la maniobra del take off (ponerse en pie). El surfista rema con todas sus fuerzas, y en el momento en el que siente que la ola le empuja con fuerza suficiente coloca las manos a la altura del pecho, sobre la tabla (no en los cantos).


  • El siguiente paso es colocar, permaneciendo todavía tumbado, el pie que irá en la parte trasera de la tabla. Si es el derecho, la posición del surfista se denomina ‘regular’ y si es el izquierdo, ‘goofy.’ De esta forma, ya se cuenta con dos puntos de apoyo (las dos manos y el pie) para poder incorporarse más fácilmente.


  •  A continuación llega el momento más delicado de la operación. El que lleva al éxito absoluto o al sonrojante chapuzón. Hay que incorporarse como si de una flexión atlética se tratase. La peculiaridad está en el instante el que los brazos quedan totalmente estirados, porque el surfista tiene que deslizar el pie que irá delante a la posición de la tabla que ocupan las manos. Y entonces… ¡arriba!  Si la posición de ambos pies es correcta, la tabla permanecerá estable.


  • Y no hay más secretos. Esta maniobra, aunque pueda parecer compleja, es muy mecánica. Repetirla muchas veces en la orilla, sobre la arena, puede ayudar a coger una mayor soltura y rapidez en su ejecución. Aunque está claro que allí no es tan divertido como en el agua.



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